Lo más frecuente es un dolor punzante o quemazón en la parte externa de la rodilla que aparece a los minutos de carrera (antes si hay bajadas) y que obliga a parar. Puede doler al palpar justo por encima del epicóndilo femoral lateral y al realizar gestos de carga como bajar escaleras o realizar sentadillas profundas. En algunos casos notas tirantez en la fascia lata o sensación de “rozamiento”.
Aunque los síntomas son muy localizados, el problema suele tener un componente más global: cadera con debilidad del glúteo medio, control de aducción insuficiente o técnica de carrera con cadencia baja. Esto explica por qué actuar solo sobre la zona dolorida rara vez resuelve el cuadro a medio plazo.