El dolor pélvico puede sentirse como presión, quemazón, punzadas o calambres en bajo vientre, pubis, ingles o periné. Es habitual que se acompañe de:
Sensación de urgencia/frecuencia urinaria o escozor al orinar.
Dolor con las relaciones (dispareunia) o molestia postcoital.
Estreñimiento, dolor al evacuar o sensación de vaciado incompleto.
Rigidez/lumbalgia asociada, pesadez pélvica, hipersensibilidad al estar sentado.
Fatiga, alteración del sueño, ansiedad o preocupación constante por los síntomas.
Señales de alerta por las que recomendamos valoración médica prioritaria: fiebre, sangrado vaginal/rectal inexplicado, pérdida de peso, dolor súbito e intenso, masa abdominal, síntomas urinarios severos con fiebre o sospecha de infección. Ante estas señales, coordinamos con ginecología, urología o digestivo antes de comenzar el plan de fisioterapia.