Revisado clínicamente por
Virginia Millán Carretero
Escrito por
Equipo OsteoStudio
Actualizado el
23 Septiembre, 2025
¿Dolor en la parte interna de la rodilla tras un giro o un golpe lateral? La lesión del ligamento colateral medial (LCM/ligamento lateral interno, LLI) es frecuente en el fútbol, el esquí y actividades del día a día. En OsteoStudio, nuestra clínica de fisioterapia en Barcelona, realizamos una valoración completa y un plan de recuperación activo, combinando ejercicio terapéutico, readaptación deportiva y, cuando aporta valor, tecnologías como la Indiba, la punción seca o el BFR. Nuestro objetivo es que recuperes la estabilidad, la confianza y vuelvas a moverte con la misma seguridad previa a la lesión.
El ligamento colateral medial es una banda de tejido que va desde el fémur a la tibia por la cara interna de la rodilla. Su función principal es frenar el valgo (que la rodilla “se vaya hacia dentro”) y aportar estabilidad en movimientos de giro. Suele lesionarse por un impacto en la parte externa de la rodilla (deportes de contacto), por un valgo forzado durante un cambio de dirección, o por caídas con el pie fijado al suelo o al esquí.
Hablamos de esguince del LCM (grados I–III) cuando se estira o rompe parcial/totalmente. Aunque puede coexistir con otras lesiones (menisco medial, LCA, esquina posteromedial/ligamento oblicuo posterior — POL), la mayoría de lesiones aisladas del LCM evolucionan bien con un tratamiento conservador.
Los signos más típicos son el dolor en la zona interna de la rodilla, la hipersensibilidad a la palpación del trayecto del ligamento, la hinchazón y la rigidez, especialmente las primeras 48–72 h. Es común notar inestabilidad o “falla” al bajar escaleras, girar o ponerse de pie tras estar sentado. En lesiones más severas (grado III) puede aparecer la sensación de “rodilla suelta”.
Acude a valoración urgente si hay bloqueo articular, incapacidad para apoyar, deformidad visible o derrame muy importante tras el golpe.
Comprender por qué se lesiona el LCM es clave para prevenir y acelerar la recuperación. Más allá del gesto puntual, intervienen factores del deportista y del entorno que aumentan el riesgo y que sí podemos modificar. A continuación resumimos los mecanismos más habituales y los elementos a vigilar tanto en el deporte como en la vida diaria.
Golpe lateral (tackle, choque en fútbol/rugby).
Valgo forzado en un cambio de dirección o al aterrizar tras un salto.
Esquí (caída con el esquí anclado).
Fatiga muscular, déficits de fuerza del cuádriceps/glúteos/isquios, control motor pobre.
Calzado inadecuado, superficies deslizantes, rigidez de cadera/tobillo que “cargan” la rodilla.
En no deportistas, un resbalón o giro brusco al bajar un escalón también puede provocar un esguince interno de rodilla.
La exploración clínica es clave:
Test de valgo a 30°: si duele o “cede”, orienta a lesión del LCM.
Test de valgo a 0°: si también es positivo, puede indicar afectación de estructuras más profundas (p. ej., esquina posteromedial/POL).
Con ello se clasifica la lesión en grado I (dolor sin laxitud), grado II (laxitud moderada) o grado III (laxitud marcada).
Las imágenes ayudan cuando hay dudas o sospecha de lesión combinada: radiografía para descartar avulsiones óseas; resonancia magnética si el dolor y la inestabilidad son importantes o existen posibles daños asociados (menisco, LCA). La ecografía puede ser útil para el seguimiento de la cicatrización del LCM superficial.
La evidencia clínica respalda que la gran mayoría de lesiones aisladas del LCM no requieren cirugía y mejoran con protección inicial + movimiento temprano + fortalecimiento progresivo. Podemos usar una rodillera articulada en grados II–III para proteger del valgo mientras avanzamos en el plan activo.
Priorizamos proteger sin inmovilizar: descanso relativo, apoyo según tolerancia, compresión y elevación para el edema. Trabajamos movilidad suave (flexión-extensión sin dolor), activación del cuádriceps (tensar-soltar, SLR si no duele), glúteos y core. La terapia manual y la educación sobre la carga progresiva ayudan a recuperar la confianza. Tecnologías como la Indiba o la crioterapia pueden modular el dolor y la inflamación, siempre como adyuvantes del ejercicio.
Avanzamos a fuerza isométrica → isotónica de cuádriceps, isquios, glúteo medio-mayor y cadena posterior; incluimos propiocepción (equilibrio, apoyos inestables controlados), patrones de control motor en valgo/varo y marcha eficiente. Empezamos con sentadillas parciales, puentes, zancadas asistidas y pasos laterales con banda evitando el valgo. Retiramos la rodillera de forma gradual según el dolor y la estabilidad.
Progresamos a carrera continua, luego a cambios de ritmo/dirección y pliometría (saltos y aterrizajes con buena técnica). Integramos la readaptación deportiva: aceleraciones, frenadas, giros, gestos propios del fútbol, baloncesto o esquí. Si hay dolor mínimo, sin derrame y la fuerza es ≥ 90 % respecto a la pierna sana en pruebas objetivas (fuerza y saltos), iniciamos el retorno progresivo al juego/entrenos.
Tiempos orientativos (siempre individualizados por criterios, no por calendario):
Grado I–II: suele resolverse en semanas con retorno gradual.
Grado III aislado: puede requerir varias semanas más de protección y trabajo de fuerza antes de tareas de alta demanda.
La cirugía en el LCM aislado es poco frecuente. Se considera cuando existe una inestabilidad persistente pese a una buena rehabilitación, avulsión ósea distal que no consolida o una lesión multiligamentaria (p. ej., asociada a LCA o lesión de la esquina posteromedial/POL). En estos casos coordinamos la derivación a traumatología y adaptamos la fisioterapia pre- y postoperatoria.
Prevención: plan de fuerza de cadena posterior y glúteos, técnica de aterrizaje y cambios de dirección, control del valgo dinámico, movilidad de cadera/tobillo y educación sobre cargas (volumen-intensidad-frecuencia). El uso de calzado adecuado y una readaptación bien escalonada reducen las recaídas.
Criterios de retorno (lo usamos como “semáforo”):
Dolor 0–1/10 en gestos de alta demanda; sin derrame.
ROM completo y estabilidad sin sensación de “falla”.
Fuerza y saltos ≥ 90–95 % respecto al lado sano en pruebas funcionales (p. ej., saltos unipodales, hop tests).
Confianza del paciente y tolerancia a tareas específicas del deporte en entrenamiento antes del partido/competición.
En OsteoStudio combinamos fisioterapia y readaptación deportiva para guiarte desde el dolor inicial hasta tu vuelta segura al deporte o a tu actividad. Nuestro proceso:
Valoración precisa: historia clínica, test de valgo a 30°/0°, palpación del LCM y análisis del movimiento. Si detectamos banderas rojas o sospecha de lesión combinada, coordinamos pruebas de imagen.
Plan activo y personalizado: progresión de fuerza, propiocepción y técnica; educación en cargas y prevención.
Adyuvantes según objetivo: Indiba para modular el dolor/edema, punción seca en puntos gatillo seleccionados, y BFR (restricción de flujo sanguíneo) para ganar fuerza cuando la carga mecánica debe ser limitada.
Seguimiento con métricas objetivas (fuerza, hop tests, control del valgo) y criterios claros de avance y retorno.
Las lesiones del ligamento colateral medial (LCM) suelen evolucionar bien con un tratamiento conservador y ejercicio progresivo, si se siguen los tiempos y las cargas adecuadas. El diagnóstico clínico y una rehabilitación por fases son la base del éxito.
Si buscas una recuperación segura y personalizada, en OsteoStudio valoramos tu caso y te acompañamos hasta volver con confianza.
No dejes que la inestabilidad te frene. Si tienes una lesión del LCM o sigues con dolor medial de rodilla, en OsteoStudio te ayudamos a volver seguro y fuerte.
Nuestra clínica de fisioterapia está ubicada en el corazón de L’Eixample, muy cerca de ti, en Carrer de Balmes, 24, 1-1, 08007 Barcelona — junto a Gran Via de les Corts Catalanes.
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¿Por qué colaboramos con revisores médicos?
Nuestra misión es ofrecerte información de salud y bienestar clara, precisa y fácil de entender. Sin jerga ni terminología complicada, ni afirmaciones sin fundamento. Solo hechos verificados por un equipo de profesionales de la salud con experiencia dedicados a brindarte la información correcta.
Queremos ayudarte a tomar una decisión totalmente informada y de valor. Es por eso que, a continuación, respondemos varias dudas habituales que se suelen hacer nuestros pacientes.
La mayoría de personas se cura con tratamiento conservador: protección inicial, control del dolor y ejercicio progresivo para fuerza y estabilidad. La cirugía se reserva para la inestabilidad persistente o las lesiones combinadas.
Orientativo. Grado I: 1–2 semanas; grado II: 3–4 semanas; grado III (aislado y estable): 5–7 semanas. El retorno se decide por criterios (dolor, fuerza, estabilidad), no solo por calendario.
Sí, si es indoloro y progresivo. Empezamos con apoyo según tolerancia y aumentamos la distancia y el ritmo conforme mejoran el dolor y la estabilidad.
Con compresión y elevación para el edema, carga relativa, movilidad suave y analgesia pautada. Tecnologías como Indiba pueden ayudar como adyuvantes al ejercicio.
Dolor e hipersensibilidad en la cara interna de la rodilla, hinchazón e inestabilidad en el valgo. La confirmación la hace el profesional con exploración (test de valgo) y, si procede, imagen.
Sí, si son indoloros. La bicicleta estática con poco rango y la natación (sin patada de braza al inicio) ayudan a mantener la capacidad aeróbica y la movilidad sin sobrecargar el ligamento.
Depende del grado y de cumplir los criterios (dolor bajo, sin derrame, fuerza y saltos ≥ 90 %, estabilidad). En esguinces leves suele ser cuestión de semanas; en lesiones más complejas, más tiempo.
Protege y modula la carga: apoyo según tolerancia, compresión, elevación, frío puntual si alivia. Evita gestos de valgo y mantén la movilidad suave sin dolor.
OsteoStudio es una clínica de fisioterapia privada. Si dispones de un seguro médico con reembolso, puedes acudir sin problema: tras abonar la sesión, te facilitaremos una factura para que solicites la devolución a tu mutua. El reembolso suele cubrir entre el 80% y el 90% del importe o un número determinado de sesiones al año, normalmente entre 10 y 20, según las condiciones de tu póliza. Consulta más detalles aquí.
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