Lo típico es un dolor sordo o punzante en la parte media–distal de la tibia, que aparece al correr y disminuye al parar. Puedes notar rigidez al arrancar, molestias al presionar la zona y, en ocasiones, una leve inflamación. Si te identificas con: “me duele al empezar, mejora al calentar, y reaparece al final o al día siguiente”, es compatible con una periostitis.
Consulta con un profesional si el dolor:
Persiste en reposo o por la noche.
Se localiza en un punto muy concreto.
Te impide caminar con normalidad.
No mejora tras 2–3 semanas de ajuste de carga.